test de Rorschach

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un elefante con colmillos de rinoceronte

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dos terneritos con sangre en la patita y dos mariposas

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dos mujeres cocinando,una mariposa y dos jamones colgando

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un mapache aplastado por un camión

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un híbrido de mariposa-murciélago, chungo

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un hombre langosta unido al cuerpo del mapache aplastado por el camión

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una mujer peinada con cola de caballo y brazo en horizantal y su reflejo en un espejo

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dos tigres escalando una roca

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dos caballitos de mar,hembra izquierda-macho derecha,mirándose

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la torre Eiffel,dos sirenas cogidas de la mano,dos ángeles y peces de colores

indecente,borracho,genio y sucio

Me desperté deprimido. Miré el techo, las grietas del techo. Vi en ellas un
búfalo que se lanzaba sobre algo. Pensé que era sobre mí. Luego vi una
serpiente con un conejo en la boca. El sol entraba a través de las rajas de
las persianas y formaba una esvástica en mi vientre. El agujero del culo me
escocía. ¿Sería que tenía otra vez hemorroides? Tenía el cuello rígido y la
boca me sabía a leche agria.
Me levanté y fui hacia el cuarto de baño. Odiaba mirarme en aquel espejo
pero lo hice. Vi depresión y derrota. Unas bolsas oscuras debajo de los
ojos. Ojillos cobardes, los ojos de un roedor atrapado por un jodido gato.
Tenía la carne floja. Parecía como si le disgustara ser parte de mí. Las
cejas retorcidas para abajo parecían enloquecidas, unos pelos de cejas
enloquecidas. Horrible. Tenía un aspecto asqueroso. Y ni siquiera tenía
ganas de mover el vientre. Estaba atrancado. Me dirigí al retrete a mear.
Apunté bien pero no sé por qué salió de lado y se estrelló en el suelo.
Intenté apuntar mejor y meé toda la tapa del retrete que me había olvidado
de levantar. Arranqué un buen pedazo de papel higiénico y lo limpié. Limpié
el asiento. Eché el papel dentro de la taza y tiré de la cadena. Fui a la
ventana, miré hacia afuera y vi una cagada de gato en el tejado de la casa
de al lado. Luego me di la vuelta, busqué el cepillo de dientes, apreté el
tubo. Salió demasiado. Rebasó el cepillo y cayó al lavabo. Era verde. Era
como un gusano verde. Metí un dedo, cogí un poco, lo puse en el cepillo y
empecé a cepillarme. ¡Dientes! ¡Vaya una maldita cosa! Tenemos que comer y
comer y volver a comer. Somos asquerosos, condenados a nuestros pequeños y
sucios hábitos. Comer y tirarse pedos y rascarse y sonreír y marcharse de
vacaciones.
Terminé de cepillarme los dientes y me volví a la cama. No me quedaba
ninguna energía, ningún ánimo. No era más que una chincheta. Un pedazo de
linóleo.
Decicí quedarme en la cama hasta mediodía. Quizá para entonces la mitad del
mundo se habría muerto y sería sólo la mitad de duro de sobrellevar. Quizá
si me levantase a mediodía tendría mejor aspecto, me encontraría mejor. Una
vez conocí a un tipo que no defecaba desde hacía días. Al final simplemente
explotó. De verdad. La mierda le salió volando de la barriga.
Luego sonó el teléfono. Lo dejé sonar. Nunca contesto al teléfono por la
mañana. Sonó 5 veces y luego paró. Ya. Estaba a solas conmigo. Y como era
asqueroso, era mejor que estar con otra persona, con cualquier persona de
las que andan por ahí con sus penosas triquiñuelas y juegos de manos. Me
subí las mantas hasta el cuello y esperé.

charles bukowski, fragmento de Pulp.

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quizás, quizás, quizás



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Eugenio Recuenco sos genio en vida, creo que os amo un poco

magic shadows

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pide un deseo



amar, odiar, querer, tener, perder, olvidar, morir-vivir en paz sin ti

me enloquece

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Mi perfume favorito, chocolate Godiva, polvos de talco Laduree, dulces franceses, mi libro primera edición de Bambi, leer a Miller, escuchar música en vinilo. Alguna gente no enloquece nunca. Qué vida tan verdaderamente horrible deben tener.

happiness









bailame el agua

Báilame el agua.
Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonta.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar. Sin aliento.

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Me estás matando.

la amistad de las estrellas o cuando Nietzsche lloró

Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien que sea así, y no queremos ocultarnos ni ofuscarnos como si tuviésemos que avergonzarnos de ello.
Somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo; bien podemos cruzarnos y celebrar juntos una fiesta, como lo hemos hecho - y los valerosos barcos estaban fondeados luego tan tranquilos en un puerto y bajo un sol que parecía como si hubiesen arribado ya a la meta y hubiesen tenido una meta.
Pero la fuerza todopoderosa de nuestras tareas nos separó e impulsó luego hacia diferentes mares y regiones del sol, y tal vez nunca más nos veremos - Tal vez nos volveremos a ver, pero no nos reconoceremos de nuevo: ¡Los diferentes mares y soles nos habrán trasformado!
Que tengamos que ser extraños uno para el otro, es la ley que está sobre nosotros: ¡Por eso mismo hemos de volvernos más dignos de estimación uno al otro! ¡Por eso mismo ha de volverse más sagrado el recuerdo de nuestra anterior amistad!
Probablemente existe una enorme e invisible curva y órbita de estrellas, en la que puedan estar contenidos como pequeños tramos nuestros caminos y metas tan diferentes -¡Elevémonos hacia ese pensamiento!
Pero nuestra vida es demasiado corta y demasiado escaso el poder de nuestra visión, como para que pudiéramos ser algo más que amigos, en el sentido de aquella sublime posibilidad.
Y es así como queremos creer en nuestra amistad de estrellas, aun cuando tuviéramos que ser enemigos en la tierra.

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Ayer soñé que eras un lobo y me arrancabas el corazón

lo bello y lo triste

Hay imágenes en las que llueve vida frente a mis ojos, espectáculo quieto.El mundo parece estar a siglos de distancia. Se mueven en una burbuja de vacío bajo una luz extraña, como de tarde que se hace noche, en una soledad sin condiciones y absoluta. Tienen algo dentro, una suerte de infelicidad...y me atraen.

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