Ceci n'est pas une pipe

Al principio se sintió impresionado por la inmesidad de mi subconsciente y le atraía mi mundo interior tanto como mis sueños y mi descaro. Yo solía sentarme en sus flacas rodillas para que me psicoanalizara y se sonrojaba cuando le pedía que fuera bueno y me pusiera una copa mientras con una mano enrollaba mis dedos en su barba y con la otra le ajustabad las gafas.
Me miraba sin pestañear dando caladas, escuchando todo lo que yo solía contar, más invención que realidad, mientras iba de sus rodillas al diván sin parar. Yo hablaba y hablaba hasta que me cansaba y entonces me quedada enfrascada intentanto memorizar su cara y le decía que acertados habían estado sus padres al llamarle (segis)MUNDO, pues veía en cada arruga de su carita de judio todas las artes y el saber del mundo, el se reía y me convocaba para otra cita "a más tardar mañana"
Estoy convencida que Freud me hubiera amado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario